Siempre que amanece un
nuevo día y me asomo a la
ventana, observo cuidadosamente el
entorno y lo maravilloso que es su colorido esplendor y hermosura que me invade
y me hace desprenderme de la realidad de la vida.
Entonces reflexiono. ¿Qué es el mundo? ¿Qué
es el hombre? ¿Cuál es su objetivo? Siempre
me gusta empezar desde el principio, desde la base de las cosas para obtener un
fundamento lógico y he buscado miles de bases materiales pero he observado de
ninguna de ellas es completa.
Hasta que al final estoy totalmente segura
que encontré la base de todo ser, esa base es Dios. Es algo maravilloso que no
encuentro palabras para explicarlo pero quizá las personas que lo han
descubierto me comprenderán es una sensación tan diferente tan llena de virtudes
que jamás se experimenta en este confuso mundo; él es la base, es el todo solo
quien cumple sus mandamientos llega a descubrir la verdadera felicidad la del
espíritu.
Más nosotros nos confundimos y pasamos
nuestra vida buscando soluciones a los problemas terrenales y nos ocupamos
llenos de frustración de cosas insignificantes. No obstante nuestra vida desde su principio hasta su fin debe
esforzarse, luchar, trabajar con eficiencia y dedicación.
Pero todo esto con un solo objetivo agradar a Dios ya que para el nada es imposible si nos acogemos a él podremos lograr
nuestros objetivos y metas porque de él es el poder y la sabiduría, la da a
quien él quiera y con méritos se la merece.
Recuerda: ¡Dios te ama!
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